El camino de vuelta a casa, con los recuerdos vividos, olidos, sentidos e imaginados llenan la mochila de la vida y hacen que mi memoria se sienta viva. Abrir la puerta de casa, oir a mi gata como me reclama y me pide mimos y comida, hace que me sienta bien. Levantar las ventanas, ventilar, que corra el aire y sentir que hay idas y venidas que no se olvidan, hace que piense en el significado de los caminos.
Sacar ropa de la maleta, despolvorearla, olerla, limpiarla y sentir que su olor de entonces se evapora ahora en jazmín, hace que sienta que todo ya forma parte de mi história. Colocar recuerdos, leer mensajes, añadir fotos y archivar papelitos informativos, hace que piense que aún con añoranza lo siento vivo.
Trasladarme con la imaginación a momentos vividos, viajes, idas y venidas, hacen que sienta que olvido los ruidos bruscos y busco el silencio del camino. Siempre al volver a casa y sentir el olor a lo vivido, hacen que sienta la realidad más ligera. La mirada que busco con mágia, suele aparecer aunque a veces se pierde ella sola, hace que sienta que vale la pena mirar así la vida. Las sensaciones de momentos vividos, hacen que me sienta viva y vibre la energía de mi Ser.
Prepararse para una nueva semana: repleta de quehaceres extras que romperan la dinámica del trabajo rutinario, acompañados de algo nuevo que aprender, al menos así lo espero en el curso que me han asignado, hacen que sienta que tengo todavía mucho que oir, sentir, aprender y vivir.
Escribir en este instante esto, hace que vea todas las capas que hay en mi, de las que hablaré algún día.
A veces mejores, otras no tanto, a veces inciertas otras ciertas, pero siempre con el alma puesta y a ratos con el corazón también.
foto que me hace sentir pequeña