Hoy toca limpieza, necesito cambiar mis muebles de sitio. Cambio mi ropa de invierno por la de verano, reciclo ropa vieja por algún modelito nuevo. Cambio botas por sandalias. Colores oscuros, negros, grises por colores vivos, estridentes, a veces brillantes y con divertidos dibujos que llenarán los días de verano.
Nada puede seguir inmóvil todo cambia, las estaciones nos hacen cambiar las sensaciones en nuestro cuerpo. Percibimos el frio y el calor según la etapa estacional, y así nos vestimos , pero también según nuestro ciclo vital y anímico nos vestimos de un color u otro que nos define ese día. Y pienso que también nos condiciona así el cómo nos preparamos para disfrutar del día y de las sensaciones que vendrán.
Hoy pensaba en la elegancia y el color del alma, reflexión profunda y que yo sólo me atrevo a decir: que según sentimos nuestra alma tambíén nos condiciona a la hora de vestirnos y elegir color, elegancia y abalorios que nos arropen el cuerpo, el sentimiento. A mí así me pasa. Me visto y me desvisto siempre según lo que siento dentro de mi ser, sin duda mi alma tiene sus colores preferidos. A la vez sé que cuando me siento mejor también siento que he elegido mi vestido preferido, pareciera que todo acompaña hacia donde el cuerpo y el ambiente nos hace sentirnos vivos y con ganas de afrontar un bello día sea de la estación que fuere. Todo y que hay estaciones preferidas, también es cierto que nuestra alma elige el frio , la calor o la templanza según nuestro estado interior íntimo y personal. Así me lo parece a mi , pues es como lo vivo y percibo en mi cuerpo. Y cuando miro el espejo sé que ese día mi alma tiene un color que la describe, ella siempre habla y siente si la sabemos cuidar, mimar y escuchar. No hay nada mejor cómo saber escuchar, sentir, vestir o desvestir el alma ya que es nuestro mejor vestuario.
fotografía mía donde la playa también se viste.