Esta pequeña piña me la regalastes un tierno día, a la vuelta de tu paseo matutino y rutinario
Al día siguiente, tu paseo fue hacia la magnitud del Universo... Pero has dejado para siempre tu grandeza impregnada en mis genes, mi mejor tesoro. Y sé que definiendo asi mi sensibilidad heredada de ti, hacia lo natural, sencillo, humilde y pequeño que adorna mi esencia.
Desde entonces, mis paseos van de la mano de esta pequeña piña que acompaña mi espacio vital, mis valores, los principios y la belleza con lo que intento mirar la magia de estar viva.
Me has enseñado a saborear con gusto a miel, los piñones caramelizados que traen los pequeños placeres y momentos del día a día, sin más que pedir.
foto de mi piña...